Pese a compartir con nosotros buena parte de sus
órganos vitales, los mamíferos marinos, como delfines, ballenas y focas, sí son
capaces de beber agua de mar. El agua salada del mar no es su fuente principal
de agua, que suelen obtener de los alimentos que ingieren, metabolizando grasas
e hidratos de carbono, pero sí la beben ocasionalmente. La explicación estriba
en que el riñón de estos animales está especialmente adaptado para recoger la
mayor cantidad de sal posible y eliminarla a través de la orina: la orina de
los leones marinos, por ejemplo, duplica ampliamente la concentración de sal de
agua de mar.
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