Nuestro primer consejo de protocolo para montar una buena mesa, es atender con especial cuidado a los elementos que componen la misma.
La mantelería es el fondo de color de nuestra mesa, de ahí su importancia, por lo que debe ser en tonos claros para las comidas y blanca para la cena.
Para decorar la mesa, lo ideal son las frutas naturales o las flores, o incluso una mezcla de ambas. Con las flores hay que tener cuidado, ya que su aroma podría mezclarse con el de los alimentos y los vinos, así que se deben elegir flores no olorosas y que no formen centros altos que obstaculicen la visión. Si se trata de una cena, los candelabros se tornan una opción muy aconsejable.
Ahora es el turno de colocar la vajilla, la cristalería y la cubertería. Se coloca primero el bajo plato, y sobre él, el plato llano, plato hondo o taza de crema o consomé, y a la izquierda, el plato del pan (a juego con el bajo plato, pero más pequeño).
Hay que colocar salero y pimentero cada pocos invitados, y si se considera necesario, tarjetita con el nombre del comensal y tarjeta con el menú junto a cada servicio. La servilleta debe ir doblada encima de la vajilla de cada comensal. Y no olvides prestar atención al borde del bajo plato, que debe estar alineado con el borde de la mesa.
La cristalería debemos colocarla encabezando la vajilla, y por último, los cubiertos. El tenedor debe ir a la izquierda; cuchara y cuchillo, a la derecha; y los cubiertos de postre, en la cabecera, entre la vajilla y las copas.
Ángel García Navas
(Jefe de sala y experto en protocolo)
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